Manuel Padrón, presidente del Grupo Juan Padrón, ha expresado su profundo descontento con el trato recibido por el concejal municipal Pedro Quevedo en el contexto del contencioso relacionado con el Hotel Santa Catalina, en Las Palmas de Gran Canaria. En su declaración, Padrón rememoró que cuando su familia asumió la gestión del hotel en 1997, este se encontraba en un estado de deterioro significativo, describiéndolo como que «se estaba cayendo a cachos». A pesar de la inversión de 3.000 millones de pesetas para su rehabilitación, la familia no logró rentabilizar su esfuerzo debido a las crisis económicas que afectaron al país en los años siguientes.
Padrón se siente particularmente ofendido por las declaraciones de Quevedo, quien calificó al hotel como «una pensión», y lamenta la falta de apoyo por parte del Ayuntamiento durante los años de gestión. Según su perspectiva, el concejal y las autoridades han ignorado ciertos incumplimientos en las reformas realizadas en el hotel que van en contra de la normativa urbanística.
El caso ha sido llevado ante el Tribunal Administrativo de Contratos Públicos de la Comunidad Canaria, aunque Padrón critica que este organismo ha evadido su responsabilidad. Aunque el Tribunal Supremo ha confirmado la competencia del tribunal canario en el asunto, su decisión ha sido desestimar la demanda y dirigir a Padrón a seguir un proceso contencioso-administrativo.
A pesar de los obstáculos, Manuel Padrón ha manifestado su determinación de continuar luchando por la reputación de su familia y el legado de su trabajo, utilizando tanto los recursos legales como las plataformas sociales disponibles para hacer valer su posición.
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